EL ÓRGANO PARROQUIAL DE SAN JUAN DEL PUERTO
Manuel Jesús Carrasco Terriza y
Juan Bautista Quintero Cartes
En el espacio sagrado de un templo cristiano, el coro es el lugar donde se reúnen los
clérigos para rezar el Oficio Divino
. Las iglesias catedrales, y monásticas, siguen conservando
este espacio para dicho fin, ya que cuentan con un colegio de presbíteros o canónigos, o un
capítulo monacal, que cumple con su función de expresar y dar voz a la voz de la Iglesia que ora
insistentemente a través de las horas de la liturgia. En muchas ocasiones, el coro se duplica en
coro bajo, para los clérigos, y coro alto, lugar reservado a la schola cantorum, o conjunto coral
que cantaban en las celebraciones, y al órgano de tubos. En el caso de que el coro alto resultara
angosto, se completaba con un espacio lateral, o tribuna del órgano. El instrumento rey
acompañaba el canto del Oficio Divino de los clérigos, o, con mayor frecuencia, el Oficio de
Difuntos, en las exequias.
Lamentablemente, la inmensa mayoría de los órganos parroquiales de la provincia de
Huelva perecieron en la persecución religiosa de 1936, quedando actualmente sólo tres: los de
Castaño del Robledo, Aroche y Jabugo; y en funcionamiento, sólo el de Castaño del Robledo. No
obstante, interesa conocer cómo eran aquellos órganos desaparecidos, no para añorar glorias
pasadas de nuestros pueblos, sino para avanzar en el conocimiento de la historia de la
organología. Nos ocupa hoy el antiguo órgano parroquial de San Juan del Puerto
.
1. La tribuna o coro alto.
El coro, que habitualmente ocupaba el segundo tramo de la nave central de los templos,
fue desplazado a los pies de la iglesia, sobre todo en el siglo XVIII, cuando el aumento
demográfico obligó a ampliar los templos. Es el caso de San Juan del Puerto. La actual tribuna
del coro de su templo parroquial se debe a la intervención realizada por Fernando Rosales en 1784
. En la información que hace el 11 de julio de 1784 se encuentran las obras, iniciadas por el
arquitecto José Álvarez en 1782, inacabadas, a falta de trasladar el coro y construir su tribuna,
entre otras cosas
.
La tribuna, en forma de gola, fue hecha, al igual que el resto del coro, en cuanto a su
construcción de obra – no en cuanto a la sillería que era la anterior– a partir de 1784, por
Fernando Rosales, que le puso respiraderos con motivos ornamentales, entre ellos uno con la
Cruz de Malta sanjuanista. La solería de la tribuna es de ladrillos de barro, y a la misma se accede
actualmente por una escalera metálica, desde la denominada Farolera. Anteriormente existía una
escalera de madera, que sustituía a su vez a una de mampostería, de la que se conservan algunos
escalones. La actual baranda de madera, en forma de balaustres de madera barnizada, sustituye
a la de madera de pino que existía antes de la Guerra Civil, que en 1900 se encontraba en mal
estado de conservación
. La actual está formada con las cinco barandas del monumento de 1902
,
que lo rodeaban en toda su extensión. En dicha tribuna estaba situado el órgano, en el lado de la
nave del Evangelio.
2. El órgano antiguo.
Según Manuel Castillo, se señalan tres períodos del desarrollo de los órganos en Europa:
una primera etapa, desde finales del medievo hasta el siglo XVIII, o período clásico; otra etapa,
o período romántico, en el siglo XIX; y el de nuestros días, síntesis de los dos anteriores, que
incorpora a su mecánica las más sofisticados medios de la electrónica
. A la etapa del órgano
clásico pertenecerían los órganos de la parroquial sanjuanera, enmarcados en la escuela
organística castellana, pues el ámbito de influencia sevillano, a pesar de la existencia de otras
influencias, se alistaría a esta escuela
.
Existen referencias a un órgano parroquial primitivo. En 1694 se documenta el salario del
organista
. En 1697 se recoge la necesidad de la composición del órgano, por “ser tal su
destemple y quebranto”
. En el informe de visita canónica de 1703 se dice que “el coro de esta
yglesia es alto con tribuna y órgano”
. Son recurrentes las partidas que a lo largo de los años se
van siguiendo para el aderezo del órgano
. En 1725, el titular organista de la parroquia era D.
Silvestre de Santiago, al que se le asignaban 12 fanegas de trigo cada año
. Lo mismo que para
su sucesor en 1752, D. Pedro Manuel Villa
.
3. El nuevo órgano de Juan de Chavarría Murugarren.
La evolución de los órganos, a lo largo del siglo XVIII, corrió en paralelo a la ampliación
de los templos. El proceso de construcción consistía en un proyecto presentado por un organero,
que era supervisado y corregido en su caso, por otro organero competente, que gozara de la
confianza del Arzobispado. Una vez adjudicado, se firmaba la carta de obligación. El resultado
final era también revisado y aprobado por algún organista reconocido. Como era común, en los
nuevos se reutilizaban elementos de los antiguos, con un resultado espectacular, como en el caso
de Castaño del Robledo
. Los nuevos solían ser más grandes, con un notable aumento de
registros, trompetería, castillos, consola, y una mayor riqueza del mueble en sus formas y en sus
tallas escultóricas
.
Para un nuevo órgano del templo parroquial de San Juan del Puerto
, presentó un
proyecto fray Juan Portero, religioso lego de la Orden de San Francisco, posiblemente del
Convento Casa Grande de Sevilla, del que no tenemos más noticias. Constaba de 617 tubos. El
proyecto fue reconocido por el maestro organero Juan de Chavarría Murugarren, por encargo del
Provisor, con fecha 18 de junio de 1749, proponiendo, por su parte, una composición diferente,
que afectaba a la caja, al secreto y a la nómina de registros, y que fue la que finalmente se aprobó
y ejecutó
.
El 19 de junio de 1749 ambos organeros se personaron ante Pedro Manuel de Céspedes,
Canónigo Tesorero de la Catedral, Provisor y Vicario General de la Archidiócesis, y ante el
Mayordomo de la Fábrica parroquial de San Juan. Fueron admitidas las modificaciones
introducidas por Juan de Chavarría, iniciándose a continuación una puja entre ambos organeros,
a la baja, a partir de 8.900 reales. Finalmente, ante el notario José Nicolás de Arce, fue adjudicado
a Juan de Chavarría en 7.900 reales, firmándose el compromiso en la misma fecha
.
La caja del órgano debería ser de siete castillos y no de cinco, “porque de lo contrario no
se le puede dar el garvo que pide conforme buena architectura”. Los castillos irían “bestidos a
correspondencia con su cañonería”. El secreto, el arca de viento y los barrotes han de ser de
cedro, para evitar “la contingencia que tiene de apolillarse o abrirse con venteaduras”
.
La registración era la siguiente:
Registros |
Observaciones |
nº de tubos |
Flautado de 13’ |
“abierto, todo de metal que sea de buena calidad para adorno de la fachada” |
45 |
Flautado violón de 13’ |
“unisonus” |
45 |
Octava real |
|
45 |
Docena anasardada |
|
45 |
Quincena clara |
|
45 |
Decinovena |
|
45 |
Veinte y docena |
|
45 |
Lleno de tres por tecla |
|
135 |
Címbala de tres por tecla |
“con sus retroduciones assí la una como la otra para su mayor valentía y lucimiento” |
135 |
Corneta magna |
“de mano derecha con su guía anasardada que entra unissonus con el Flautado de a 13, de 6 por tecla”... “suelto, sin arca de ecos para mayor lucimiento” |
144 |
Tambor |
en dolasolre grave, de flautado de 13, de madera |
2 |
Juguete de Pájaros |
al carecer de lengüetería y en lugar de timbal |
|
Total: |
|
731 |
En total 731 tubos, 154 más de los que se había pensado dotar al órgano. Se deduce que
la consola sería de 45 teclas, aunque no aparecen sus especificaciones. Posiblemente fuera como
la consola del órgano de Aroche: teclado de 45 notas, (cuatro octavas ), de box y granadillo;
mano izquierda, de 21 notas, (de do a do); mano derecha, de 24 notas, con octava larga (de do
# a do)
. No sabemos cómo sería la caja, pero en todo caso debería ser espectacular con sus siete
castillos.
La composición es muy similar a la del órgano del lado del evangelio de San Juan de
Marchena, obra también de Chavarría, de 1765, salvo que el de San Juan del Puerto carece de
cadereta de espaldas. El órgano de Marchena tiene la siguiente composición: Trompeta Real 8';
Címbala de 3; Compuestas de lleno de 3; Diez y novena de I 1/3'; Quincena clara 2' (15ª + 19ª);
Docena anasardada 2 2/3'; Octava real 4'; Octava tapada 4'; Corneta magna de 6; Flautado de 13,
8'; Bajoncillo 4'; Clarín de Batalla 8'; Clarín de Campaña 8'. La cadereta tiene compuestas de lleno
III; Diez y novena I I/3'; Quincena 2', Quincena (15ª+19ª) II; Pífano 2 2/3'; Flautado de violón 8';
Octava real 4'; Corneta eco V
. En el secreto se conserva la siguiente inscripción: “Se empesó
este órgano día 4 de mayo y se finalisó día 17 de agosto año de 1765. Lo iso don Juan de
Echabarría organero de la Santa Yglesia de Sevilla natural de la ciudad de Estella reynado de
Nabarra. Trabajaron en él Miguel García natural de Esija y Julián Platero natural de la villa de
Cartalla. La tribuna la hisieron Juan de los Ríos maestro de serrajero, Alonso Mesón maestro de
carpintero, Francisco Nabarro maestro de albañil, todos tres maestros de la fábrica de esta yglesia
…”
. Interesante noticia, que nos habla de un ayudante de organero, natural de Cartaya: Julián
Platero.
En el proyecto de Chavarría para San Juan del Puerto se establecían las siguientes estipulaciones:
1ª. Se toma a cuenta el órgano viejo.
2ª. Corre por cuenta de la Fábrica el transporte a Sevilla del viejo órgano, y del nuevo
desde Sevilla.
3ª. Corre a cargo de la Fábrica el traslado y estancia del maestro organero y de dos
oficiales ocho días, y del maestro y un oficial hasta concluir el trabajo, en aproximadamente un
mes.
4ª. El órgano estará terminado para Navidad del mismo año, 1749
.
Al firmarse la obligación, ante el notario de curia José Nicolás de Arce, por el precio final de 7.900 reales, se añadieron otras cláusulas:
1ª. El maestro se compromete a no cobrar nada hasta tener la obra terminada y aceptada.
2ª. Le pondrá tres fuelles para la conducción de los vientos.
3ª. Ha de desmontar el órgano viejo.
4ª. El transporte del órgano viejo corre a cargo de la Fábrica.
5ª. El coste de la persona que reconozca la obra terminada se repartirá a medias entre la
Fábrica y el maestro organero.
6ª. El órgano ha de estar terminado en seis meses, a contar desde julio de aquel año.
7ª. El registro será de madera de cedro
.
Juan de Chavarría firmó la obligación el 19 de junio de 1749 ante el citado notario y ante
los testigos Pedro Pérez de Medina, Fernando Martínez de Mendoza y Manuel de Perea, vecinos
de Sevilla
.
Al día siguiente el citado Provisor, Pedro Manuel de Céspedes, aceptó anular la condición
de no percibir remuneración hasta que estuviera acabado el instrumento, permitiéndole, en
cambio, que a finales de julio se le pudiera entregar la cantidad de 3.000 reales a cuenta
.
El 4 de febrero, – por cierto, un mes más tarde de lo convenido–, el órgano estaba ya
ejecutado. El procurador Gaspar de Castro, en nombre de Juan de Chavarría solicitaba del
Provisor que fuera reconocido el órgano de San Juan. El Provisor dispuso que fuera José de
Nebra, organista de la catedral de Sevilla
. Se ponía mucho interés en que fueran los organistas
catedralicios los que dieran su visto bueno sobre la idoneidad de los órganos
. El 4 de marzo de
1750, José Blasco de Nebra emitió un informe muy positivo, hallándolo “estar puntualmente
executado con las ventajas de una valentía en sus voces sin exemplar, así en cada rexistro de por
sí como en todos juntos”
. En consecuencia, con fecha 6 de marzo de 1750 quedó cancelada
la obligación otorgada, y se le abonaron los 4.700 reales que se adeudaban
.
Consta en el correspondiente Libro de Fábrica de la parroquia sanjuanera la liquidación
de la obra. El mayordomo de Fábrica abonó los 7.900 reales al referido Chavarría, a cuenta del
alcance del anterior mayordomo Simón Beltrán de Contreras
. La conducción del órgano desde
Sevilla costó 617 reales y 8 maravedíes
. Y se invirtieron 17 reales en fanega y media de yeso
para asentarlo en la tribuna
. El organero hubo de soldar algunas piezas a la hora de colocarlo
en su lugar, para lo que se gastaron 2 reales y medio en carbón
. Al maestro albañil, Tomás
Sánchez, y a su peón, que se ocuparon en componer lo necesario para la instalación del órgano
en la tribuna, se le pagaron 18 reales
. Y otros 35 se emplearon en las piedras de molinete para
ponerlas sobre los fuelles del mismo. Por tres tirantes “de fierro para los fuelles, un pescante, tres
clavos grandes para sugetar la caxa del órgano y tres anillos para las barras”, se pagaron 42 reales
y medio. Un pie de hierro labrado que se puso para “mantener la madre de la tribuna del órgano”
costó 560 reales y 22 maravedíes
. Cuarenta y cinco días emplearon Chavarría y sus oficiales en
colocar el órgano, por lo que se gastó en su manutención 225 reales
. Por último, se dieron 217
reales y medio a José Blasco de Nebra por su venida para el reconocimiento del órgano, “para ver
si se había cumplido por dicho Maestro”
. Finalmente, las costas del expediente ante el Tribunal
del Provisor importaron la cantidad de 158 reales y 2 maravedíes
. En total, se invirtieron en el
órgano 9.793 reales y 15 maravedíes, cuyas cuentas fueron reconocidas por el cura de la iglesia,
Antonio Gijón Romero
.
Como ha quedado dicho, las obras de ampliación del templo parroquial, a partir de 1783
provocaron el retranqueo del coro hacia el final de la nave, precisamente por donde había sido
ampliada, con lo que el citado órgano fue desplazado a la nueva tribuna
.
No sería la última vez que Juan de Chavarría viniera a San Juan del Puerto, porque en
1763 hubo de hacerle algunos arreglos y desmontar el órgano, por estar disonante
.
Posteriormente, en 1778, otro Chavarría, Juan José de Chavarría
, hallándose circunstancialmente
en Moguer, reconoció la obra y composición del mismo, que afinó, desmontó, y remendado sus
fuelles el maestro organero Vicente Espinosa, con aprobación del organista de la ciudad de
Moguer, Juan Coto
. Como consecuencia del proyecto de José Álvarez, de 21 de diciembre de
1782, de extender en un cuerpo las naves de la iglesia, “formando el coro arrimado al testero de
los pies de la iglesia”, el órgano debía ser trasladado a una nueva tribuna
. Las obras fueron
continuadas por Fernando Rosales, en cuyo informe de 11 de julio de 1784 afirma que está
pendiente la traslación del coro, e incluye la partida correspondiente para llevarlo a efecto. En
marzo de 1785 ya se había realizado el traslado
. En 1803 está documentada otra reparación, por
Francisco Rodríguez
. Por último, en el Inventario de 1900 se dice que fue “recientemente
compuesto”
.
Lamentablemente no se conserva memoria gráfica de dicho órgano. Personas ancianas, que lo conocieron antes de su destrucción, recuerdan que tenía unas grandes trompetas, y cómo niños eran llamados para mover sus fuelles, mientras lo tocaba Félix el organista, que era ciego.
4. El organero Juan de Chavarría Murugarren.
Juan de Chavarría Murugarren, “afinador de órgano” de la Santa Iglesia de la ciudad de
Sevilla pertenecía a uno de los linajes de organeros que se consolidan en el siglo XVII
, los
Murugarren
. Nacido en Estella, vino a Sevilla al calor de su tío Sebastián García Murugarren,
maestro organero de la Catedral de Cuenca, que terminó la construcción del órgano catedralicio
de Sevilla que comenzara Diego de Orio
.
Juan de Chavarría era el encargado del mantenimiento de los órganos de la Catedral de
Sevilla, hacia 1760
. En 1761 construyó el órgano de la Parroquia de Santa Bárbara, de Écija
,
y uno de los órganos de la Parroquia de San Juan Bautista de Marchena, en 1765
, quizá el más
conocido de este organero, restaurado en 1997. También se le atribuye uno para el convento de
Santa Inés, de dicha ciudad, en el mismo año que el anterior
. Hizo también el órgano de Santa
María de Carmona (Sevilla), y proyectó un órgano para el Salvador de Carmona (Sevilla)
. Está
documentada la intervención de Chavarría en 1765 para inspeccionar el nuevo órgano de la
Asunción de Aroche (Huelva), construido por Pérez de Valladolid
.
Conclusión.
A pesar de no conservarse el instrumento creado por Juan de Chavarría, la documentación que publicamos puede ser útil para el conocimiento de la historia del órgano en el Arzobispado de Sevilla, y en nuestra provincia en particular. Nos lleva también a imaginar cómo sería el templo parroquial de San Juan del Puerto y cómo se solemnizarían musicalmente sus cultos, antes de las sacrílegas destrucciones de julio de 1936.
Publicado en el Boletín Oficial del Obispado de Huelva, 416 (enero-marzo 2014) págs. 53-62